50 años de Ping
En 1959, un ingeniero de California con problemas con el putt diseñó un palo revolucionario. El golf no ha vuelto a ser el mismo.
ANDRÉS DOMÍNGUEZ
18/01/2009
Para los aficionados a este deporte, el nombre deKarlsten Solheim tiene dimensiones similares a los de Henry Ford, Bill Gates y Steve Jobs. El genuino sueño americano. Un ingeniero de General Electric -el hombre que ideó las antenas "de cuernos" para la televisión- con problemas en los greenes que se encierra en el garaje de su casa para diseñar un nuevo putter. Al cabo de un par de días, emerge hasta la cocina para anunciarle a su esposa: "Cariño, tengo el nombre para mi nuevo putter, Ping". Solheim buscaba una nueva redistribución de pesos y una zona reforzada justo en el centro. El particular sonido al golpear con la bola le dio la idea para el nombre. No tardó demasiado a correr a la Oficina de Patentes para registrar el diseño. El Ping 1A by Karsten acababa de nacer.
Solheim mejoró su juego corto, y tardó pocos años en dejar su trabajo en General Electric para establecer su propia fábrica en Scottsdale, Arizona, el llamado "Beverly Hills del medio oeste". De ahí salió, en 1967, el putter más vendido -y más imitado- de la historia del golf: el Ping Anser.
Han pasado 50 años desde que Karlsten Solheim salió del garaje para contarle a su mujer las bondades de su invento, y más de 40 desde que pusiera la venta el Anser, un putter que se mantiene, en sus sucesivas versiones, como uno de los putters más vendidos del planeta. El gran creador falleció hace algunos años, pero el legado sobrevive. Para ser exactos, en una cámara acorazada en Scottsdale. Cuando un profesional gana un torneo de los grandes circuitos con un putter Ping, la empresa funde un palo idéntico en oro macizo y lo guardan en ella. Son más de 2000. Desde un garaje de California a la Historia del Golf.